martes, 16 de octubre de 2007

DEO IGNOTO

Por mi mente tu existencia ha cruzado
ya que tienes un extraño poderío
obligándome a entregarte lo que es mío
y también todo aquello que he robado.


Yo tuve una extraña enfermedad
vanitas, vanitatum et omnia vanitas
y aquella enfermedad que tú me quitas
apacigua mi alma con la tranquilidad.


Te ruego Señor, que no sé tu nombre,
exoriare aliquis nostris ex ossibus ultor
y también la que es de mi amor,
que deje semi-muerto al traidor hombre.


A aquel hombre que muy sucio juega
arrebatándome a la que de él reniega
porque más puede el cariño de ella
que la luz de una potente estrella.


No te veo, pero estás en todo,
(Omne ignotum pro magnifico),
en todo lo que es benéfico,
en el corazón... en el alma... en un recodo.
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Mariano Bequer
El Callao, 21/07/66

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