miércoles, 17 de octubre de 2007

LA PICADURA DE LA AVISPA

Cuando estuve descansando en mi cuarto silencioso,
un recuerdo en mi mente de pronto reapareció:
Yo era un niño, aventurero, arriesgado y muy curioso,
y por esas inquietudes una avispa me picó.

Una tarde cuando estuve por el campo correteando
ví una avispa que despacio en las flores se paró
y cuando con mis dos manos ya la estaba capturando,
el insecto con destreza su aguijón me conectó.

A mi casa fuí corriendo, gritando y desesperado
y mi madre asustada preguntóme qué pasó,
le informé de mi aventura y lo que me había pasado
y al instante, con cariño y con ternura me curó.

Con cinco años en la vida al fín pude comprender
que los insectos del campo, criaturas del Señor,
también aman a la vida cumpliendo con su deber
como lo hace nuestra madre: con ternura y con valor.
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Mariano Bequer.
Maracaibo, 11/03/05

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