En las noches solitarias de mi humilde habitación mil recuerdo a mi mente van y vienen sin parar. Recuerdo mucho a mi esposa y me duele el corazón, sólamente me acompaña la lluvia en mi llorar.
Oigo truenos en las nubes, son los gritos del dolor por la ausencia de mi esposa, madre buena y ejemplar, y el relámpago que veo es la luz del Creador que ilumina el sendero por donde debo marchar.
Los tres hijos que ahora tengo son testigos del amor, del amor puro y sincero que cultivamos los dos. Son tres flores que ahora riego con orgullo y con fervor y en mis oraciones pido que los bendiga el Señor.
Orgulloso yo me siento por los hijos que me dió, orgulloso también vivo porque nunca podré amar como se ama en esta vida y eso lo aseguro yo, porque el amor que me tuvo nadie lo podrá igualar. - - - - - - - - - Mariano Bequer Maracaibo, 05/08/04 |
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