martes, 16 de octubre de 2007

A LA MUERTE DE MI DULCE AMOR

Cada vez que me despierto
después de un largo sueño
tus ojos me están mirando
cual si mirasen a un muerto.

Cada vez que duermo
después de un día cansado
sientoa tu voz despedirme
como si me hubiesen enterrado.

Cada vez que camino
después de acompañarte
siento a tus suaves manos
acariciar mi débil frente.

Cada vez... cada vez que te miro
tus ojos me entregan los besos
que tú, cuando estamos solos,
no me los quieres dar.

Cada vez que te hablo,
las primeras letras de tu respuesta
forman un te quiero.

Cada vez que voy a misa
te veo siempre a mi lado,
me entregas con una sonrisa
el beso que tanto he anhelado.

Cada vez que en el parque estoy solo,
siempre cuando en tí pienso,
te veo pasar solitaria
en un carrousel de ángeles.

Cada vez que respiro
siento tu tibieza,
y por mi hombro
apoyada tu cabeza.

(sshhhhhh...silencio..)

Cada vez que en ti pienso
lloro mi triste soledad,
recordando tus besos
y tus palabras de amor.

Cada vez que amanece
nublado y lloviznando
recuerdo nuestros paseos
por las calles mojadas.

Cada vez que veo
a una flor marchitarse
recuerdo tu tristeza
cuando en las noches
de tí me despedía

Y ahora cuando en las tardes
sale el primer lucero
me parece que vinieras
a sentarte a mi lado
y a acariciarme
con tus suaves manos.

En las tardes silenciosas
de todos los domingos
cuando paso por tu tumba
siento que me llamas
muy desesperada.

Ahora que me has dejado,
cada vez que me acuerdo de tí
tengo el corazón destrozado
porque fuí feliz
cuando estabas aquí.
- - - - - - - - -
Mariano Bequer.
El Callao, 26/09/65

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