martes, 16 de octubre de 2007

A LA MEMORIA DE MI HERMANO JUAN

Una vida tan poco gozada
la apagó la muerte indomable,
y un padre acariciando la manita helada
lloraba la pérdida insalvable.

Era mi hermanito, mi hermano querido,
¡con sólo dos años... tan inteligente!.
Mi hermano al que no lo hube conocido
pero que siempre lo recordará mi mente.

En el cielo brilla un hermoso lucero
que vale más que el propio oro,
es mi hermano al que tanto quiero,
es mi hermano al que más añoro.

Señor... que me estás escuchando,
dile a mi hermano que converse conmigo,
que por el buen camino me siga guiando
o me llame... para estar los dos contigo.
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Mariano Bequer.
El Callao, 16/11/64

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