martes, 16 de octubre de 2007

EL ALMUERZO

El gentío ya se aglomera
en la puerta del restaurante,
(se me acerca una pordiosera
y luego un vendedor ambulante).


Para lograr un asiento
ésto parace un concurso,
el mozo me mira atento
y empieza a darme un discurso:


-Tenemos Seco de Cordero, Chanfainita,
Carapulcra, Aguadito,
Arroz con papa frita...
¡Ah...! También tenemos Lomito.


Escojo el último plato que dijo,
es el "Lomito Saltado",
aquel Lomito tan saboreado
por el padre y por su hijo


que en la otra mesa estaban
más que comiendo, tragando,
y entre bocado y bocado se contaban
lo sucedido a un tal Armando.


-¡Mozo, mozo, que me voy...!
-Un momentito señor...!
-Es que con la hora estoy,
hágame usted el favor...!


A un lado de la mesa
un pan del otro día
y un jugo de fresa sin fresa
me hacen compañía.


Llega el "Lomito Saltado"
a mi mesa desesperada
en un plato bien presentado
con deliciosa ensalada.


Y al acabar de comer
el delicioso potaje:
-¡Oiga Mozo...! Vamos a ver,
dígame usted sin chantaje


¿Cuál es la exacta cuenta
de este almuerzo suculento
que me ha dejado contento?
Pero eso sí eh... No me mienta.


-Veinte soles como suena
es el precio, no le miento.
-Bien... mi barriga ya está llena,
y mi corazón contento.
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Mariano Bequer
El Callao, 28/12/69

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